A lo largo de los años vinculada a él ha sido mucho lo que he aprendido del Feng Shui.
Una de las principales enseñanzas que me ha regalado el Feng Shui es aprender a valorar la importancia de la energía.
Desde que tengo uso de razón, lo lógico para mí es que todo lo que me rodea sea energía y funcione en ciclos. Por ejemplo, una flor sale, crece, está en flor, muere y se transforma en otro tipo de vida. Y todo este proceso es pura energía. En el Feng Shui, se trata del ciclo de Yin y Yang que dice lo mismo.
Cada flor, cada animal, cada ser humano, todo nuestro entorno está formado por diferentes energías. Algunas de ellas las utilizamos en nuestra vida diaria y otras aún no las podemos «comprender».
Así que, no es de extrañar que me sintiese atraída por el Feng Shui desde el primer momento. Y que nadie me tuviera que convencer de que nuestro entorno influye en nosotros.
Pero, hasta que empecé a interesarme seriamente por el Feng Shui y a ocuparme de él, eso fue más bien una coincidencia.
Desde que finalicé mis estudios en Alemania, siempre he trabajado en el sector del calzado. Incluso cuando decidí venirme a España en 1999, me mantuve fiel al sector. Hasta que mi segundo hijo tuvo algo menos de cuatro años.
Siempre he estudiado y me he formado mientras trabajaba. Y, mientras estuve embarazada de mi segundo hijo, quise «aprovechar» también el tiempo. Esta vez, quería formarme de “algo” que no tuviera nada que ver con mi trabajo. ¡Sólo para mí!
Así que busqué y encontré un curso de Feng Shui a distancia.
¡Qué emocionante! ¡Yo quería hacer eso! Este curso a distancia me inspiró a formarme aún más profundo y decidí buscar un maestro de Feng Shui. Porque, con libros y cursos se llega rápidamente al nivel máximo de crecimiento. Y, a partir de ahí, la única forma de avanzar en el aprendizaje junto a los maestros.
¡Esa etapa fue increíblemente fascinante para mí!
Lo que he aprendido de Feng Shui. Sin miedo a los cambios
Al formarme en Feng Shui, comencé a cambiar muchas cosas en mi propia casa.
Tuve que darme cuenta de que nuestra vivienda no era tan «buena» para nosotros como creíamos. Porque las zonas realmente buenas para nuestra familia están en el baño, en el hueco de la escalera y en el balcón. Y esas no son buenas condiciones en absoluto.
Debido a eso, recuerdo que me deprimí más y más durante la formación en Feng Shui. Y tengo que decir que confirmó mucho de lo que no iba tan bien o de lo que yo ya sentía.
Sin embargo, por suerte, luego aprendí a ser positiva ante eso y me esforcé en sacar lo mejor de las situaciones desfavorables.
Pero, hay algo de esos días que se me quedó grabado.
Nunca me sentí cómoda en nuestra casa. No la sentía mi hogar. Sinceramente, me gustaba pero, sobre todo, me encantaba el barrio. No podía atribuir esa sensación a nada. Era un nerviosismo tan básico que siempre me acompañaba. Pero, cuando volvía después de unas vacaciones, tardaba días en volver a acomodarme. Busqué y encontré mil razones por las que esto era así. Por supuesto, siempre creía que las causantes eran circunstancias externas. Y, nunca se me habría ocurrido que tuviera algo que ver con la casa.
Hace un par de años decidimos hacer una gran reforma. En la que cambiamos habitaciones, tiramos paredes y quitamos nuestra chimenea del salón. Además, se renovó por completo la zona de entrada a la casa. Por supuesto, todo con la idea de mejorar nuestro Feng Shui.
Inmediatamente me sentí mucho más cómoda.
Pero el “efecto AHA” llegó cuando regresamos de nuestras vacaciones de verano en Alemania y, por primera vez, me alegré de volver a casa. Esto era la primera vez que lo sentía en todo este tiempo. De hecho, cuando abrí la puerta, realmente respiré aliviada por la sensación de haber llegado. Todavía se me saltan las lágrimas de alegría cuando recuerdo ese momento.
¡Cuántas tensiones con los niños y el marido, con los suegros y conmigo mismo se podrían haber evitado si hubiéramos hecho esta reforma antes!
Lo que he aprendido de Feng Shui. Mejora tu vida en todos sus aspectos
Otro aprendizaje que he recibido del Feng Shui es muy personal. Me ayudó a pasar de ser la eterna soltera a estar con mi pareja ideal.
En ese momento, no sabía mucho sobre el Feng Shui. Una amiga me había enviado una postal de dos delfines para que la pusiera en mi «rincón de la pareja», con el objetivo de atraer el amor. Sin embargo, ese rincón que estaba situado dentro del dormitorio era feo. Y en el piso no había otra zona mejor porque ahí estaba el “trastero” de mis caseros.
Animada por la idea de colocar esa postal en un sitio adecuado y bonito, me puse a quitar trastos y a limpiar la habitación. Deposité todas las cosas detrás del armario del dormitorio, que había separado de la pared. El antiguo trastero se convirtió en mi nuevo dormitorio. Pinté todo mi apartamento, reorganicé el salón y redecoré la entrada completamente. Fue un montón de trabajo y, al final, coloqué con orgullo la tarjeta en su lugar perfecto.
¿Qué puedo decir? Mi suerte cambió casi en el mismo momento y conocí a tres hombres espectaculares en muy poco tiempo. Y tengo la suerte de llevar casi 17 años con el último.
Hace unos años, me picó la curiosidad y fui con mi LuoPan al apartamento para medir y hacer un trabajo de Feng Shui allí. En aquel primer momento sólo actué por intuición. Pero, ahora, sé que lo hice todo bien.
Fue un golpe de suerte que cambiara la habitación a una zona absolutamente positiva para mí. Y que decidiera colocar la cama en una orientación positiva para el amor. ¡Fue estupendo!
Lo que he aprendido de Feng Shui. Tu hogar es tu “gran aliado”
Mientras escribo estas líneas también pienso en este último año 2020. Y me vienen a la cabeza muchas cosas que fueron realmente un desastre para nosotros el año pasado.
Entre otras cosas, el diagnóstico de cáncer de mi madre y su posterior derrame cerebral. La operación de corazón de mi padre y su posterior diálisis. La muerte de una de mis mejores amigas. Un diagnóstico desagradable para mi hija. Y los problemas escolares de mi hijo, que bajó de curso en septiembre sin previo aviso. Esos fueron probablemente los puntos que peor me sentaron
Y, ni siquiera estoy contando las cosas relacionadas con el Coronavirus. Por ejemplo, el caos escolar vivido en casa o el confinamiento sin salir en meses. Ha sido un año muy variado y difícil. Pero, al final, salimos de todo esto de forma positiva y buena.
Porque, no nos quedamos atrapados en la autocompasión, la depresión o la tristeza. ¡Todo lo contrario! Fuimos capaces de seguir adelante con alegría, juntos y más fuertes.
Estoy convencida de que nuestra casa nos ha apoyado y nos sigue apoyando. Y así debería ser siempre en todos los hogares. Nos fortalece y armoniza nuestras relaciones. Y tiene una influencia positiva en nuestra salud, tanto física como mental.
La tarea de tu entorno debe ser, simplemente, atraparte y darte nueva energía.
Porque, el Feng Shui no puede asegurar que no ocurra nada negativo en tu vida o que ya no tengas problemas. Pero, no tengo ninguna duda de que te pueda apoyar en cómo los afrontes.
Desde hoy, espero que también se convierta el Feng Shui en un gran aliado para tu bienestar y felicidad. Y, por supuesto, aquí me tienes para resolver tus dudas.